Resumen en un folio o folio y medio el siguiente texto: La
Crisis del siglo XVII
La crisis del siglo XVII fue una crisis
secular que abarcó distintos ámbitos en Europa. Esta crisis no exenta de
revisiones y debate ya que tiene unas características particulares y no afectó
de igual manera a toda Europa. Así, la crisis del siglo XVII aún es parte del
debate de la historiografía que estudia la Edad Moderna. A medidados del siglo
XX, la historiografía consideró que el concepto de crisis general era el más
adecuado para definir los rasgos básicos del periodo. Aunque surgieron
historiadores que criticaron la formulación de esa crisis. Así, historiadores
como M. Morineau habló de crisis de diferente intensidad y amplitud más que de
crisis general. Otros como Hobsbawn defendieron que fue la última fase de la
transción del feudalismo al capitalismo. En resumen, un debate abierto del cual
vamos a comentar en La Crisis de la Historia de forma breve.
Características principales de la crisis del siglo
XVII
La crisis del siglo XVII supuso el estancamiento de la población, el
retroceso de la actividad agraria, dificultades para la industria urbana y para
el comercio tradicional. Aunque, tal y como han reflejado algunos
historiadores, la situación no fue homogénea ni social ni económica ni regionalmente.
La crisis del siglo XVII polariza a los países, los sectores económicos y las
clases sociales. Pero en la crisis hay también beneficiarios. Los grandes
beneficiarios son los sectores de la economía que reconvirtieron su estructura
productiva y su organización social: la agricultura holandesa e inglesa, el
comercio holandés e inglés y la industria rural de diversas áreas.
La demografía en la crisis del siglo XVII
Más que un
retroceso general de la población, lo que se produjo fue la finalización de la
etapa de intenso crecimiento demográfico que se había producido en el siglo
XVI. En números, algunas fuentes indican que se pasaron de 100 millones de
habitantes a inicios de siglo hasta 115 millones de habitantes a finales de
siglo. Las principales causas que explican este estancamiento demográfico son
el estancamiento de la producción agraria debido entre otros factores a un
cambio climático, la aparición de malas cosechas, los movimientos migratorios hacia
América, la difusión de epidemias y las guerras, sobre todo la Guerra de los
Treinta Años.
La sociedad en la crisis del siglo XVII
La coyuntura
social refleja también durante el siglo XVII una situación de crisis, no tanto
a causa del retroceso productivo, sino debido al asalto de la renta que
protagonizan las clases dominantes y el Estado (sobre todo a causa de las
guerras, que requerían un incremento de los impuestos). Los resultados de esta
crisis en la sociedad fueron una degradación de las condiciones sociales, que
dan lugar a emprobecimiento, una mayor diferenciación social, endeudamiento de
la población y alienaciones de tipo económico y jurídico.
Estos
deterioros en la sociedad provocaron conflictos sociales y revueltas populares.
El siglo XVII contabiliza una excepcional proliferación de levantamientos
campesinos y movimientos urbanos, que se suelen catalogar como la respuesta
social a la crisis. Las revueltas y conflictos son variados, abarcando diversas
regiones y que en ocasiones necesitó de la intervención de los ejércitos
estatales para su represión.
La actividad económica durante la crisis del siglo XVII
La actividad
económica tuvo distintos aspectos durante la crisis del siglo XVII. Frente a la
caída de la actividad económica de sectores tradicionales se produce un cambio
en otros sectores. Asimismo, la distribución regional de la economía se
modificó. El centro de gravedad económico se trasladó desde el Sur de Europa
hasta el Norte de Europa, donde predominarán las ciudades de los Países Bajos y
Londres. Mientras que en unas regiones (España o Francia) se produce una caída
de la economía, en Inglaterra y en los Países Bajos se producirán unos cambios
económicos que sentarán las bases de la revolución industrial. En este contexto
también aparecerá una teoría económica, el mercantilismo, que tratará de
solucionar los problemas del estancamiento de la economía.
En el siglo XVII,
frente a la crisis económica, aparece el nacimiento del mercantilismo. El
mercantilismo es un conjunto de ideas económicas que considera que la
prosperidad de una nación o estado depende del capital que pueda tener, y que
el volumen global del comercio mundial es inalterable. El capital, representado
por lo smetales preciosos que el estado tiene en su poder, se incrementa sobre
todo mediante una balanza comercial positiva con otras naciones (que las
exportaciones sean superiores a las importaciones). El mercantilismo lleva por
tanto a una política estatal proteccionista sobre su economía, favoreciendo la
exportación y desfavoreciendo la importación.
En el
transcurso del siglo XVII, la organización de la industria siguió llevando un
retraso con respecto al comercio. Sólo en Inglaterra y Holanda la industria
pudo responder más ágilmente a las exigencias de la demanda. En Inglaterra y en
Holanda se producen cambios en la actividad económica que supusieron que en el
siglo XVIII se produjera la revolución industrial, en el caso de Inglaterra. La
crisis de la manufactura urbana de carácter tradicional supuso una
reestructuración del sector industrial, apoyado por la sociedad rural, la cual
debía encontrar otros medios para su subsistencia debido a la crisis agraria.
Así, empezó a haber un cambio progresivo en la organización y en la
localización de la actividad industrial, reforzando su contrl por parte de los
sectores empresariales y trasladando su ubicación al mundo rural. Ésto sentaría
las bases de la industria de siglos posteriores. A ésto se añade la
proliferación en el uso del carbón en Inglaterra, que desde el siglo XVI empezó
a sustituir a la madera como combustible.
Conclusión
La crisis del
siglo XVII es un concepto empleado para definir los rasgos básicos de ese
periodo de Europa. La historiografía lo definió de esta forma ya que fue una
época plagada de dificultades en distintos ámbitos, incluyendo La Guerra de los
Treinta Años, la cual afectó sobre todo a Europa Central y a la economía
española. Pero hay historiadores que discuten la existencia de esa crisis. Sí
que es cierto que hay un retroceso de la actividad económica en algunos países,
un estancamiento demográfico o conflictos sociales. Pero también es cierto que
estas situaciones fueron desiguales regionalmente en Europa. Frente al
retroceso de Francia o España; otros países como Inglaterra y los Países Bajos
emergieron como nuevas potencias económicas con un auge del comercio y de una
nueva industria que cogía el relevo de las industrias tradicionales urbanas.
Dentro de esta situación de crisis aparecen teorías económiicas como el
mercantilismo, las cuales sentarán las bases del capitalismo de siglos posteriores.
Es decir, una crisis discutida y discutible, llena de contrastes regionales en
Europa, difícil de definir y bonita de estudiar e intentar comprender.
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