domingo, 7 de enero de 2018

Ficha 2. 2º FP Básica. 2ª.- Evaluación.

Ficha 2.  2º FP Básica. 2ª.- Evaluación.

El paso a la Edad Contemporánea
El siglo XVIII concluyó con la Revolución francesa, que supuso el inicio de una nueva etapa: la Edad Contemporánea, pues a partir de esos momentos el absolutismo monárquico y la sociedad estamental no son aceptados de buen grado por la población, especialmente por la burguesía.

1.- El Imperio napoleónico
Napoleón Bonaparte (1769-1821) fue un soldado que formó parte del ejército revolucionario que se enfrentó a las naciones europeas opuestas a las ideas de la Revolución. Sus grandes éxitos militares le otorgaron fama y propiciaron su acceso al poder.
En 1804, se proclamó emperador y cerró la etapa revolucionaria. Dos son los aspectos más destacados en las decisiones de Napoleón:
§  Constitución del Imperio napoleónico: ante las sucesivas coaliciones de las potencias europeas, instigadas por el Reino Unido, contra el nuevo emperador francés, Napoleón acumuló victoria tras victoria y ocupó diferentes países en los que situó como reyes a sus hermanos.
§  Difusión de ideas liberales por el Imperio: abolición de los derechos feudales, creación de un mercado único, que acabó con los particularismos económicos y, sobre todo, reconocimiento de la igualdad civil de todos los ciudadanos, que se concreta en la implantación de una Administración centralizada y uniforme.

Napoleón en Egipto
Napoleón invadió Egipto para cortar el camino del Reino Unido hacia la India. En los templos egipcios aún se pueden apreciar las huellas provocadas por sus soldados

La debilidad mostrada por las tropas napoleónicas tras los desastres de la invasión de España y la campaña de Rusia animó al resto de potencias europeas a planear una nueva coalición. Su derrota en la batalla de Leipzig, en 1813, le obligó a abdicar y a retirarse a la isla de Elba. De nuevo en París, retomó el poder, pero su ejército fue, finalmente, derrotado en la batalla de Waterloo. Falleció en la isla de Santa Elena.

2. Nuevas corrientes ideológicas
Tras la derrota de Napoleón, se inició en Europa un periodo conocido como Restauración, en el que los gobernantes de las diferentes naciones intentaron volver a la situación anterior a la Revolución francesa y las antiguas monarquías derrotadas por Napoleón fueron restauradas.
Pero la Restauración impulsada por el Congreso de Viena apenas perduró.
Sucesivas oleadas revolucionarias, liberales o nacionalistas, consolidaron en Europa el nuevo modelo de Estado.
2.1. El liberalismo
El liberalismo es una forma de pensamiento político desarrollada durante el siglo XIX. Su objetivo era defender la libertad del individuo como derecho esencial en todos los aspectos de la vida: políticos, sociales, económicos y culturales.
Para afianzar sus ideas en 1820, 1830 y 1849, en muchas ciudades europeas estallaron revueltas liberales o nacionalistas.
Representaba los intereses de la burguesía, que supo utilizar al pueblo para conseguir sus propósitos e impidió a este su plena participación política. Los liberales rechazaban el absolutismo monárquico y la sociedad estamental, y defendían los siguientes principios:
§  Derechos individuales: el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad.
§  La división de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
§  La soberanía nacional: el poder reside en el pueblo, y los más preparados deben participar en las decisiones políticas.
§  La elaboración de una Constitución que recoja las leyes por las cuales se regirán todos los ciudadanos, incluido el rey.
§  La sociedad de clases.
§  El derecho al voto censitario de los ciudadanos para elegir a los parlamentarios que les representen.
§  La libertad económica, sin intervención del Estado y dirigida por la oferta y la demanda de los productos.
§  La libertad intelectual.
Algunas de las consecuencias de estos principios liberales fueron:
§  Las clases obreras iniciaron otro movimiento: el socialismo.
§  La generalización del sufragio universal en Europa en el siglo xx.
2.2. El nacionalismo
El auge de los nacionalismos puede explicarse a causa de la actitud de los gobernantes que acordaron el reparto territorial en el Congreso de Viena. No tuvieron en cuenta la opinión de los pueblos, solo atendieron a la voluntad de los monarcas y emperadores.
La exaltación de la nación como conjunto de personas que comparten lengua, raza y costumbres irrumpió con fuerza en este siglo XIX. Se defendía que la nación debe ser un Estado soberano e independiente.
Los escritores de la época, interesados en las tradiciones y la historia de los pueblos, contribuyeron a difundir los ideales nacionalistas. Desde el punto de vista cultural, esta etapa se denomina Romanticismo.

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